No sé, supongo... la solución debería resultar sencilla. Una alfombra sin polvo, de color desierto. Una tarde gris y tormenta. Y el estar acostada en el piso mirando el techo puede colaborar con la construcción típicamente turbia de toda imágen casera. Justo allí se cuela una nota y queda atrapada en la cortina volátil. Momento de liberación, "hay que abrir la ventana y dejarla ser". Y entonces...sucede lo temido: frío (mucho) y nuevamente me hallo congelada, sinónimo de estática; me atraganto con el ambiente denso y el ánimo, para ese entonces, ya está bajo tierra.

Gargantas, puentes clausurados. Ojos de perro abandonado. Persecución policial en un callejón sin salida, disparan mentiras; disparame con tu hipocresía. Contamínenme con falsas expectativas; me enfermo y muero sin tus no fantasías. Ese poder de hacer tangible todos los colores imperceptibles. Esa idealización peligrosa que se inmiscuye en cada respiro, generador de actos ilógicos para mi mente pequeña. Se aproximan lluvias intensas, llanto de lobo, agua estancada, gotas de almíbar. Bienvenida desazón, puertas abiertas a un destino de ambición contradictoria: demasiado material para construir un camino hacia la nada, tu todo, la tan ansiada vida (¿simple?) esperada.
¿Cuántas veces caminamos las mismas calles intuyendo nuestras presencias fantasmagóricas?. Y cuánto valor le atribuyo inútilmente a las palabras... autoconvenciéndome de mi alrededor, de mis pertenencias momentáneas, de los viajeros de mi mundo, de los sonidos, indiscutibles fieles amigos. Rareza, normativa, frases que se inyectan en el torrente sanguíneo, generan suspiros y blancos desconciertos; ¿cuál es tu plan, cuál es tu mente, dónde estás ahora y dónde estuviste siempre?.




Hoy me siento mas patética de lo habitual =(

Me extingo, no hay más de mí, me extingo.

Estoy muy cansada, y no es un agotamiento físico, ésto no se soluciona con una siesta extra; no hay caso, no puedo responsabilizar al descanso. Me aburro, de todo, me aburro, y lo digo, expreso mi malestar ante cualquier persona u objeto, y entonces aburro diciendo siempre lo mismo.
Desde hace un par de años hablo muchísimo más con mi hermana, sobre todo cuando llega de la facultad y se va a acostar, entonces me encuentra escuchando música o en la cama leyendo, y es ahí cuando me empieza a molestar, y siempre concluimos haciendo una especie de resumen del día, pero para nada serio ni en tono de confidencia. Hoy encontró sonando Le Tigre, e instantáneamente se presentó en mí una imágen específica, y se la conté... pertenecía a una salida de hace más de un año, en El Sótano: terminaba un show de no sé qué banda y en la 'pista' no había casi gente, pero pasaron un tema de Beck y no dudamos en ponernos a bailar, mucho, muy lindo, "psicodelia con Sexxx Laws", jaja (aunque suene raro), estados concretos de alegría; el lugar era nuestro, pero lo compartíamos sin problemas ni prejuicios. Y de a poco, dejamos de ser tres los que disfrutábamos del momento, mientras que se iba sumando gente y hasta que todo fue una gran fiesta.
Y sí, antes me divertía con poco -pasado-/ con mucho, añorado, por mi ahora, mi -presente-, carente, de... todo, vacío de sorpresas, sobre todo.
Ya no quiero esperar, pero tampoco me decido a. No sé lo que quiero, pero tampoco lo quiero ya. Expectante, sigo, mirando terrazas mientras camino, aunque suene tonto, y aburrido...sí. Nunca entendí a la gente, tal vez por eso no logro comprenderme. Y aún sigo sin saber, error: sin creer, que exista la posibilidad de un cambio involuntario, que por primera vez las cosas se den solas, que no...

no sé qué poner, esto suele sucederme a menudo (qué fea palabra 'menudo'); las ideas se mezclan muy rápido y no me dan tiempo, siquiera, a saber si concuerdan con mi ser.

Cuántas cosas quisiera y no. Quiero... que mi mente explote. Quiero despojarme de todo, y ser azul. Quiero no depender tanto de mis recuerdos, poder escribir los finales de mis textos. No quiero atocigarme "pensando en lo que pensará... cuando yo pienso que". Quiero entusiasmarme con algo y que esa sensación dure un tiempo prudencial como para considerarme persona. O mejor dicho, 'para que me consideren como tal'. Quiero aprender a disociar.
Deseo, quisiera, deseo... desear. Era así la canción de Femirama, nO?. En fin. Me aburro infinitamente de mí misma. Y también de esta rutina insuperable, blabla, se fue, qué más da?, por qué entonces?, mejor me voy, ya no tengo nada que hacer acá. Y allá?, tampoco. Otro dato: no tengo UN lugar.

Apática, "miss" escéptica: patética.
Destellantes las miradas felinas, pueden que elaboren axiomáticas mentiras bajo los automóviles grises, en silencio perpetuo, entre aislados ronroneos y siluetas esbeltas, rasgos delicados y lamentos ensordecidos. Trazan planos, mapas sobre la tierra; no compartimos caminos pero sí minutos, durante el transcurso de días y noches, siestas y Sonrisas (las galletitas).
No sé qué hacer. No es novedad. Son las 12:59 am. y mañana debo levantarme temprano... pero mientras tanto suena Femme Fatale, Velvet Underground, por enésima vez. Esta canción me pone triste y no sé por qué, aunque eso no es ninguna novedad. Digo, el no saber los motivos de, claro, "lo sé". Ayer en una determinada hora de la tarde descubrí algo: era una especie de deducción pseudopsicológica de la que -por supuesto- inmediatamente me arrepentí... por haberla organizado en mi mente, por darme los tiempos suficientes para elaborar semejantes idioteces perjudiciales para mi salud, y la de mis comprensivos oyentes (cada vez menos y con justificativos de sobra, supongo). Brilla brilla sin purpurina a la vista. Fue tan sólo un instante, pasajero de un transporte espacial, a la velocidad de lo incontable, del pulso sanguíneo en épocas... esas mismas... las que no se quieren materializar. Fueron días de idas y vueltas, sentada en la misma silla roja. Fueron noches de palabras esperanzadoras, y recuerdos, claro, cuándo no!!.
...Y no voy a contar mi autodescubrimiento, es muy patético, pero no soy apática, lamentablemente. Hoy pensé mucho en/ porque. Run Run Run. Sigue 'La Velvet', como me dijo él alguna vez y me causó gracia y ternura. No tengo palabras decorativas, no tengo inspiración, no tengo más que frío... y desgano y algo de culpa y ansiedad oculta y ojos en un cuaderno lila y manos en las mismas páginas con un número de teléfono perpetuo. No hay reflexión a la vista, no hay tierra a la vista ni tampoco se puede volver de ella. Me resulta imposible desaparecer, eso es evidente, gran farsa resulto (resultamos) vacío -por dentro-. Y me voy a arrepentir tanto de esto, de poner mi punto final, éste mismo: .




... Y en el desenlace del cuento todos encontrarán su final feliz, y lo presiento, seré una de esas historias con final abierto, obra de una mediocre escritora burguesa depositada en el cajón de las ofertas. ¿Consuelo?, quizás para esa época ya todos estaremos ciegos.

La palabra del día es: inflorescencia
...y no la encontré por casualidad; nos presentó un amigo en común. Prometí darle un contexto más poético que éste, así que pronto la verán lucir su resplandor literato en algún texto familiar.
Me dijo que guarda relación con la Botánica (si mal no recuerdo...) pero ya me olvidé de su bonita explicación.
Sé de qué hablamos previo a su llegada, pero luego de su aparición todo se transformó en 'perfumes de verano'. Sentido a cada verso y respiro.