Qué más para pensar,
qué más para decir

si nos hallamos inmersos en

una
convivencia de juguete.


No hay ejemplo que seguir; en los minúsculos núcleos de todo eje no causal está lo predestinado a que pase... y de aquel modo pasará. No hay padrón alguno ni cartel luminoso, sí en cambio un camino, alto, flaco y sinuoso:
construyo en manuscrita letras sin renglones, frases con tu brillo y palabras para mi consuelo desmesurado.

Qué más da...

al menos hoy

no tengo nada.

Entre las piedras hay un brillo que desconozco, entre mis manos siento algo que no toco.
Entre mis ojos hay un pensamiento fijo, entre los cuerpos está lo aún no dicho.
Entre mis libros está aquello que añoro, en mis bolsillos, algún que otro tesoro; entre tu pelo están mis dedos que juegan, bajo mis pies está el camino que vuela.
En mis ratos descubro tu ausencia; despiertas en mis sueños bailan muñecas de cera...
En mis oídos flotan canciones de cuna. Entre nuestras palabras ya no hay puente que las una.
Entre mi hoy y mi ayer, no hay más que soles eclipsados por tu luna de papel.