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that's all, folks...
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No estoy dispuesta a repetir un sin número de veces las mismas rutinas sofocantes, otorgar valores no propios a meras circunstancias habituales. Una percepción ambivalente que ilumina y a todo oscurece, porque es ese propio temor a lo inoportuno, al no saber de qué modo reaccionar si su voz se torna sensible. Mares ya no lagunas, marea sin fauna alguna. No hay cisnes ni peces de colores; no inquiero lo que encuentro al sur de veredas pusilánimes. Convivo con aquello que se baña en sueños de un idilio vergonzante; despojo simultáneamente de mis entrañas, culpas o un simple "intento de"...
Despertar: amanecer amenazante ante un cielo de relojes sangrientos, pobladores de un espacio insoslayable.
El recelo al egoísmo compartido, a un tiempo en desuso y emociones de papel reciclado enviadas por correo.
that's all, folks...
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Si fuera tan fácil dejar proyectarse
ante las luces del día...
la sombra no escaparía del cuerpo, no sin previo aviso, no de este modo.
Anhelo reflejarme en un espejo tridimensional donde
cuerpo, mente y deseos -lo ciertamente visceral
de todo manifiesto- tomen forma, me construyan, funden monstruos capaces
de adornar toda idea mal pensada,
desarmando rompecabezas de cientos de miles de
piezas incongruentes reunidas a presión, e invocando
una imagen tan irreconocible como familiarmente cercana.
Si fuese más fácil definir lo sensorial
no existirían recursos secundarios,
el tiempo sería innecesario,
ya sin una misma, mi presente en tus manos.
Iniciando aquel recorrido hacia rutas incestuosas,
voces que nadie escucha y que no dejan resonancia
alguna en tu luna invernal.
El camino es uno solo, no hay carteles
ni otros signos,
no más que un lago de agua sedienta
y una boca con palabras de renuncia.
Esa inminente condición de expresarse,
de tocar con el dedo índice "lo prohibido" en el museo de los días;
comunicar sin límites y sin cosquillas en la espalda,
un hormigueo que no provoca risa, sino un paradójico malestar de censura.
El temor por un límite impredecible, por la noticia que jamás llegó y que ni se espera;
rondando entre un ánimo implosivo de ceros y planteos que jamás tendrán fundamento ni razón...
Sin el poder decir, sin el fulgor de dos miradas que se encuentran, no hay
más que caos en un desierto de desventuras e incógnitas ajenas.
that's all, folks...
19.9.04
that's all, folks... |16.9.04
...hasta aferrarme a esa pluma que vuela por la casa y me hace estornudar. Agarrarme de ella como si fuese un brazo gentil luego de un tropiezo, o transformarla en un globo celeste que me lleve por allá, tomando así una vista panorámica, un plano mayor de todo lo que nos rodea -lo que nos engaña-. Puntitos que se diluyen con la lejanía espacial, diminutos son y soy cuanto más me distancio de vos (de mí), de aquel ideal que jamás triunfó sobre la presencia de dos mundos bipolares. Miles de moléculas se mueven frente a todos, ¿y yo qué veo ahora?... no más que miradas estáticas y reproches de reojo.
12.9.04
No estoy dispuesta a repetir un sin número de veces las mismas rutinas sofocantes, otorgar valores no propios a meras circunstancias habituales. Una percepción ambivalente que ilumina y a todo oscurece, porque es ese propio temor a lo inoportuno, al no saber de qué modo reaccionar si su voz se torna sensible. Mares ya no lagunas, marea sin fauna alguna. No hay cisnes ni peces de colores; no inquiero lo que encuentro al sur de veredas pusilánimes. Convivo con aquello que se baña en sueños de un idilio vergonzante; despojo simultáneamente de mis entrañas, culpas o un simple "intento de"...
Despertar: amanecer amenazante ante un cielo de relojes sangrientos, pobladores de un espacio insoslayable.
El recelo al egoísmo compartido, a un tiempo en desuso y emociones de papel reciclado enviadas por correo.
5.9.04
Si fuera tan fácil dejar proyectarse
ante las luces del día...
la sombra no escaparía del cuerpo, no sin previo aviso, no de este modo.
Anhelo reflejarme en un espejo tridimensional donde
cuerpo, mente y deseos -lo ciertamente visceral
de todo manifiesto- tomen forma, me construyan, funden monstruos capaces
de adornar toda idea mal pensada,
desarmando rompecabezas de cientos de miles de
piezas incongruentes reunidas a presión, e invocando
una imagen tan irreconocible como familiarmente cercana.
Si fuese más fácil definir lo sensorial
no existirían recursos secundarios,
el tiempo sería innecesario,
ya sin una misma, mi presente en tus manos.
Iniciando aquel recorrido hacia rutas incestuosas,
voces que nadie escucha y que no dejan resonancia
alguna en tu luna invernal.
El camino es uno solo, no hay carteles
ni otros signos,
no más que un lago de agua sedienta
y una boca con palabras de renuncia.
Esa inminente condición de expresarse,
de tocar con el dedo índice "lo prohibido" en el museo de los días;
comunicar sin límites y sin cosquillas en la espalda,
un hormigueo que no provoca risa, sino un paradójico malestar de censura.
El temor por un límite impredecible, por la noticia que jamás llegó y que ni se espera;
rondando entre un ánimo implosivo de ceros y planteos que jamás tendrán fundamento ni razón...
Sin el poder decir, sin el fulgor de dos miradas que se encuentran, no hay
más que caos en un desierto de desventuras e incógnitas ajenas.