Antes o después de. Desde una perspectiva singular, única, es capaz de observarlo todo.
Observa lo único que puede describir, lo que la panza chilla, lo reprimido, o tal vez, lo inoportuno.
Con cada parpadeo el mundo se torna noche, se extraña el sol de mañana y las nubes encantadas. Esas mismas nubes a las que alguna vez fue invitada. Tras cada día de sueño y dormitar en pesadillas, recuerda las manos frías deslizándose por las sábanas pálidas. Un gorgoteo insistente remarca un tempo impaciente; perturbada, camina hasta el extremo y allí se sienta y se siente. Se intimida por un verde profundo y el vapor que empaña los vidrios; ahoga el ambiente de cosas remotas y palabras que hoy, ya no tienen sentido.
Pasos que acentúan segundos. Salidas nocturas sin rumbo. Caminar, sin calles ni veredas, guiada por huellas invisibles y zapatos de suburbios.
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