Cuando todo no es más que nada y siempre nada es suficiente.

''Es hora de poner los pies sobre la tierra''; pero preferiría seguir volando, gracias, muy gentil de su parte. Tal vez en un armario, algún libro o el último cajón donde buscar, encuentre la razón del existir sin perpetuar, martirio al despertar. Y flotando en un color sombrío donde cada gesto se tiñe de perenne vacilación es donde quisiera saber de vos; redescubrir las palabras y tu mundo diccionario, paganismo en tu mirar y recelo de mis labios. Hoy llueve, muchísimo, pero nunca es demasiado: no se proyectan las sombras sin presencia alguna, y aún mi luz te está esperando. Cuerpos bailarines de la lúgubre danza del hastío nos invitan a disfrutar del evento, pero ya ves, nada me distrae si estás nadando en lamentos. Carentes de sentido las palabras (...que pido prestadas en cada oración, que combino prolijamente para acentuar un mensaje, endosar sentimientos y añoranzas) se vuelven inútiles en práctica, condenadas a la cofradía del silencio inoportuno. Supuesto destino en construcción, todavía se puede cambiar de rumbo pero todo implica decisiones y, ¿cómo pensar a futuro?.