Que extraño extrañar como aquellos sonidos del ayer que son las voces que gritan en mi tiempo. Atemporal . Velocidad. Rápido si camino pensando lento si pienso en caminos de cuentos. Pasos prometidos, frases incompletas puras palabras sin valor ni sentimiento. Bueno, que quede claro: no son dìas bonitos para mì, en absoluto. Entonces en estas situaciones: tiro papeles viejos, ordeno la mochila y guardo mi ropa. Tambièn surgen, asì de la nada, cosas que me hicieron sentir realmente bien - pueden ser frases, un gesto, perfumes o salidas-. Y entonces sonrío (o no) me angustia, pero es un sentimiento inexplicablemente inexplicable, como una intranquilidad constante que tiñe todo momento feliz de color gris (un gris oscuro, para nada agradable). Voy a dejar un ejemplo de todo esto; porque no se puede vivir de relatos ajenos, pero de este me apropié desde la primera vez que lo leì y me enamorè y llorè, distraídamente, asì como quien no quiere la cosa... Ah, aprendì tambièn que cuando digo donde, digo (donde del dónde). "Y te preguntas si llegarà, si saliò para llegar, si saliò porque querìa llegar, y tienes miedo como siempre has tenido miedo por tì mismo, la ves irse tan frágil y blanca en una bicicleta de humo, te gustarìa estar con ella, alcanzarla en algún recodo y apoyar una mano en el manubrio y decir que tambièn tù has salido, que tambien tù quieres llegar al sur ..." (...) "entonces es cierto, entonces hay gente que se va, que parte para llegar, y es como un azote de palomas que te pasa por la cara, por què no tú, hay tanta bicicletas, tantas bolsas de viaje, las puertas de la ciudad estàn abiertas todavía, y escondes la cabeza en la almohada, acaso lloras. Porque, son cosas que se saben, la ruta del sur lleva a la muerte" 'Despuès hay que llegar' J. C. 1977