Con todas las manos que me acogotan, no puedo respirar;
con todos los miedos me haría una torta para festejar...
que no me estoy yendo solo de este lugar...
#Era así el temita, no? =/
... Es que mi cerebro ya no da para mucho. Ni por casualidad pretendo escribir algo mínimamente interesante, hoy sólo actúo por inercia, mis dedos, tipeando, mis ojos, casi cerrados, sueño, despertadores programados, libros abiertos en la hoja exacta, resaltadores gastados, y un café con leche esperando a ser tomado. Realmente, no quiero pensar por qué me siento tan decaída, si después de todo, lo que "debo hacer" no es más que una elección personal.
Ni quiero asumir la idea de que ese ánimo inquietante, difuso, intente hacerse presente una vez más en mí. Pero por otra parte, tengo miedo de no escucharlo, no escucharme.
En fin. Sí: niego. Digamos que no. Que "a nadie se le ocurre llamar a estas horas de la noche".
Por lo pronto, estos días cambiaré mi rutina... "nada de intelecto, nada de proyectos". (¿No puedo hablar sin remitirme a partes de canciones?). Justamente, planeo hacer todo lo contrario a eso. Me entregaré plenamente, por unos días, a las aventuras que depara la Antropología.....ohhh sí, después les cuento los resultados... no me tengo confianza, no es intencional la decepción.
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